Cto. de España Infantil-Cadete (Madrid) 08-05-16

María Murillo bronce en el cto. de España Infantil (-36 kg.)

Y DE NUEVO SE CUMPLIÓ LA TRADICIÓN…

Alguno se sorprenderá cuando lea esto pero los que me conocen saben de qué hablo. Desde aquel primer campeonato de España que conseguí como entrenador en el año 2000 hasta hoy, han pasado muchas cosas y he pasado por muchos momento difíciles y ha sido siempre en los años olímpicos cuando me han ocurrido cosas, deportivamente hablando, que me han devuelto la confianza o dado un chorro de energía extra para seguir continuando en este mundillo tan “sui generis” como es el de la competición. Tocaba año olímpico y… en esta ocasión, los más cercanos saben a qué me refiero, no atravesaba por un buen momento personal, con las energías al límite y con un montón de frentes abiertos, llegaba a este campeonato de España infantil y cadete, con una promoción de chavales que son la cabeza del tren del “nuevo judo” que yo siempre había soñado, una apuesta que significó romper con las formas anteriores  y de la mano del GRAN MAESTRO ÁNGEL CLAVERAS, aprender a HACER JUDO. Cuatro años que se han pasado volando, muchos cursos, muchas horas trabajando con el MAESTRO, aprendiendo con y de él y trabajando, trabajando, trabajando, metiendo muchas, muchas, muchas horas hasta llegar a Madrid 2016. Tenía esperanzas en este campeonato y pese a que no ha sido bueno y se torció desde el principio de manera considerable, al final se arregló un poco y de qué manera, obteniendo un bronce con María Murillo, que me hizo revivir, sentir otra vez pasadas sensaciones y pensar que aún merece la pena seguir. Antes de continuar, debo decir que fue mi amigo y compañero Antonio Berrocal, el que sin saberlo me “espabiló” el domingo e hizo que me pusiera las pilas y… entrenara y controlara y supervisara y DISFRUTARA Y VOLVIERA A SER OTRA VEZ, YO. Por eso el abrazo en el que me fundí con María al acabar el bronce fue una explosión de todo eso que estaba ahí, encerrado, aletargado, esperando a que algo o alguien, lo volviera a desempolvar. GRACIAS ANTONIO.

El campeonato, como decía, empezó mal, nuestras primeras bazas caían a las primeras de cambio y sin hacer el judo que atesoran y nosotros sabemos que saben hacer.

Iván González caía de forma sorprendentemente rápida en el primer ataque de su rival, no le dio tiempo a nada más y nos quedamos como él…Sin palabras. Luego no repescó y…se acabó.

Sergio Ibáñez, otra de mis esperanzas, llegaba como una moto, y no dicho por mí sino por el mismísimo Raúl Clemente, pero lento en sus acciones, falto de ideas, bloqueado…se diluyó en medio del combate y… se acabó, así de rápido, en menos de 4 minutos dos de nuestras bazas se habían quedado fuera y sin prácticamente opciones de repesca como luego se pudo comprobar.

María ganaba su primer combate de ipponazo y empezaba a arreglar un poquito la mañana. Pero poco duró a alegría porque en cuartos salió derrotada ante la favorita por un shido que en fin… como luego me reconocieron nuestros rivales. Se cerraba la opción de una final, pero al haber perdido en cuartos, se abría la puerta de la repesca, casi nada, la repesca, un camino largo y arduo hasta la medalla de bronce. Y fue aquí donde Antonio Berrocal, sin saberlo, tomó las riendas, bastante decepcionado y molesto por lo visto hasta el momento, vio el error. Nuestros judokas estaban dormidos, les faltaba activación, HABÍA QUE ACTIVAR antes de salir a competir, había que salir calientes, había que apretar antes de salir al tatami y diseñar la táctica y el plan a seguir con cada rival para poder disputar. Eso me lo sé como el A, B, C, pero no estaba yo bien y era yo, el que estaba dormido, “sin calentar”… Así que no sé cómo pero…me desperté empecé a visualizar uno a uno los combates de los rivales de María, mandé a calentar a Óscar y a Inés y empezó un “nuevo campeonato” para mí. Antonio cogió a Inés, Pablo a Lucía y yo a María y a Óscar. El equipo empezó a funcionar. Óscar se encontró con un rival canario muy duro que le impedía atacar y hacer su judo. Pese a su impotencia, siguió atacando, intentando de todo pero al final tuvo que ceder ante el poderío de su rival. Había perdido pero las sensaciones eran ya diferentes. En estas María realizaba su primer combate de repesca y fantástico, salía a la perfección. Tácticamente perfecta y técnicamente bien, aunque había que mejorar, marcaba yuko y yo reclamaba waza ari(debo reconocer que no recordaba que el sistema de repesca es a Golden) y ahí desperté del todo. Me visualicé todo el peso de María de pe a pa, tome notas de todas las rivales y mandé a María a trabajar y a trabajar. En estas apareció el MAESTRO, al que le transmití lo visto. Él también lo había visto sin perder detalle y me dijo: el bronce está al alcance si sigue haciendo lo que estoy viendo. Siempre puede pasar de todo, pero el bronce es nuestro. En estas Inés luchaba como una leona intentando superar su primera ronda en un nacional, luchadora infatigable y todo corazón, lo puso todo, pero cayó en el Golden de forma muy honrosa y habiéndolo dado todo. Mis judokas ya transmitían otras sensaciones.

De nuevo María al tatami en el combate más difícil, el del acceso al bronce. Había que vencer y de la forma más rápida posible, veloz, plas, plas una y otra vez, plas, plas y con autoridad. Salió María y … visto y no visto, ipponazo, plas,plas. Increíble, no me lo podía creer, estábamos en la lucha por una medalla. Planificamos el descanso, pues hasta las tres no se disputaban los bronces y las finales y eran las 12’30. Comida acordada, descanso establecido y a las 14 h. vuelta al tajo y a planificar ese combate, esa medalla que nos tenemos que llevar.

Lucía Cruz, empezaba su competición un buen sorteo y una Lucía muy concienzada de darme alegrías, quería brindarme victorias, había ganado en Durango, pero no estaba yo ese día y quería ganar conmigo. De nuevo, los deberes bien hechos, activando con Álvaro Gayarre, su uke de fatigas en este caso que se portó como un jabato y constantemente y trabajando, trabajando, porque a un nacional se va a trabajar.

Su primer combate, espectacular un ipponazo y de la técnica que llevamos trabajando hace mucho y que ya le está dando éxitos y a la siguiente ronda. La rival de octavos era muy correosa, de mucha más embergadura, muy peligrosa, pero empezó el combate y yuko, y otra vez con nuestra “nueva” técnica, pero aquí le pudieron las ganas y ansias de ganar, que jugaron en su contra. Lejos de dedicarse a controlar y administrar un poquito su ventaja y ceder la iniciativa a su rival, arriesgó y… una acción desafortunada dio con su espalda rodando por el tatami, con tan mala suerte de recibir waza ari y acabar inmovilizada en la misma acción. Lástima hubiera significado el pase a cuartos y la seguridad de hacer más rondas. Pero esta vez ella salió satisfecha y eso es lo importante.

Desgraciadamente nos habíamos quedado de seis efectivos en uno, María Murillo, y nos la jugábamos a una sola carta. Ganar una medalla o el fatídico 5º puesto (cucharita de palo) que nadie quiere.

Llegó las 14 h. y Alberto Gayarre vino a avisarme de que ya estaban preparados. Nos retiramos a la zona de calentamiento, estaba vacía fuimos los primeros en llegar y empezamos a prepararalo todo, no podíamos dejar paso a la improvisación, los tres queríamos esa medalla, aprovechar NUESTRA OPORTUNIDAD, por un momento se me pasó por la cabeza el bronce perdido el año pasado con Kevin, pero esta vez, no podía ser así, esta vez, no. La rival, catalana, del mismo club que el que derrotó a Kevin por el bronce en Jaca, pero el destino nos debía una oportunidad, teníamos que ganar y trabajo, trabajo, trabajo y trabajo. María estaba fina, se colocaba genial, tiraba fantástico, combinaba excepcional, dicho por Alberto: Javier está a tope. Muy concentrada seguimos así hasta que por megafonía anunciaron su nombre, la música de AC DC, sonando atronadora en el pabellón, al borde del tatami, últimos consejos y a por ella. Comenzó el combate, lucha de agarres, un ataque fuera de sitio, me ha hecho, pero era un aviso. Se reanudó el combate, un yuko, tomábamos ligera venta pero quedaba un combate muy largo todavía por delante. El combate avanzaba y un waza ari, buff, una gran ventaja, ya quedaba sólo un minuto.  Vuelta a iniciar el tiempo y sido para María, se había parado y “bloqueó”. Desde la silla le chillé a por ella, gana de ley, a por ella no te achiques, a por ella y… salió a por ella y…IPPON, IPPON, no me lo creía, ipponazo. HEMOS GANADO, HEMOS GANADO!!!!!! María se arreglaba el judogi para saludar pero no mostraba gran excitación, saludó, salió del tatami saludó al borde, al llegar a mí y ver mi emoción…se desató la suya, lo hemos conseguido, “peque” lo hemos conseguido, le decía una y otra vez y ella me contestaba, sí, sí, sí, ahora ya también emocionada. Al oído le susurré ve a por el MAESTRO ÁNGEL que está aquí al lado, ve por él, y como un cohete saltó y se abrazó al maestro diciendo unas GRACIAS ÁNGEL, GRACIAS POR TODO, GRACIAS. Llegó el responsable de la organización nos dio el papel de la española, rellenamos los datos… de nuevo vivíamos el protocolo de los vencedores. Nuestros compañeros que se habían pegado el madrugón en la furgo para animarnos, no paraban de felicitarnos. QUÉ GRAN EQUIPO, QUÉ GRAN CLUB. Como dijo nuestra presi Amaia en el Facebook es el triunfo de todo JCZ, de todos los compañeros que se han esforzado por subir sus nivel y el del grupo, de todos los técnicos con Ángel Claveras a la cabeza, Antonio Berrocal, mi querido Pablo Lambea, los padres que nos han apoyado en los momentos duros, difíciles, acompañado a todos los sitios y confiado en nosotros. La cabeza de este triunfo es María que se lo ha currado, currado y currado pero detrás de esa cabeza está toda la familia JCZ, por eso vivimos este triunfo y hoy seguimos disfrutándolo como un éxito del grupo, de todos, es NUESTRA MEDALLA y DE NUEVO SE CUMPLIÓ LA TRADICIÓN.

GRACIAS A TODOS, A MIS ALUMNOS POR DARLO TODO AUNQUE NO TODO SALIÓ COMO ESPERÁBAMOS. A LOS QUE MADRUGASTEIS POR DARNOS VUESTRO ALIENTO. A LOS QUE VENÍS A ENTRENAR TODOS LOS DÍAS. A LOS TÉCNICOS DE JCZ POR SU APOYO, SON MIS AMIGOS. A PABLO LAMBEA, POR CONFIAR SIEMPRE EN MÍ Y ESTAR DISCRETAMENTE A MI LADO PERO NOTANDO SIEMPRE SU CALOR A LOS PADRES POR VUESTROS ÁNIMOS, COMPRENSIÓN Y EMPATÍA Y A MI MUJER Y MI HIJO POR SER MIS PILARES.